La otitis

La otitis media es la inflamación de los espacios del oído medio. Es una de las enfermedades más frecuentes de la infancia y una de las causas de pérdida de audición en los niños. Aproximadamente el 70% de los niños han tenido algún episodio de otitis media. La otitis media afecta a todos los grupos de edad pero es más frecuente en el período de edad comprendido entre los 0 y los 7 años. A partir de esta edad la incidencia disminuye.

A la edad de 3 años, más de dos tercios de todos los niños han tenido uno o más episodios de otitis media o de infección del oído medio. El uso de antibióticos en niños con infecciones de oído conlleva numerosos problemas, como reacciones alérgicas, trastornos gastrointestinales, destrucción de la flora intestinal (que lleva a una proliferación de hongos y a una resistencia a los antibióticos). Los tubos en el oído tienen un 98% de recurrencia en la infección al cabo de dos meses y además el 25% de los tratados con tubos sufren pérdidas
auditivas años después.

En la forma aguda de la enfermedad existe dolor de oído (otalgia), fiebre, tinnitus e irritabilidad. Con menos frecuencia se puede presentar otorrea (supuración), vértigo y más raramente parálisis facial. En la otitis media crónica con efusión, la pérdida de audición puede ser el único síntoma.

La otitis media emerge más comúnmente de un mal drenaje del sistema linfático en el cuello, o cuando un músculo – cuya función es impedir la invasión de un virus o bacteria en las trompas de Eustaquio (tubos situados entre la garganta y los oídos)- no se contrae correctamente. Si estas dos cosas pueden ocurrir en un adulto, no suelen provocar una otitis por dos razones. Primero, la forma y la distancia de los tubos de Eustaquio son diferentes en adultos (ver figura siguiente) lo que facilita el drenaje y complica la invasión de bacterias. Y luego, los adultos suelen estar de pie más a menudo que niños, lo que junto con la gravedad facilita el drenaje y reduce el riesgo de infección. 

Nuestros niños, no es que tengan otitis porque les falten antibióticos, sino porque la trompa de Eustaquio en un niño es horizontal y tiene tendencia a infectarse por falta de drenaje. En cualquier caso, la causa de una otitis media es mecánica. Puede ser:

1. una reducción o un bloqueo completo del drenaje del sistema linfático en el cuello causando una acumulación de líquido en el oído medio, o

2. una pérdida de la función normal del pequeño músculo que abre y cierra las trompas de Eustaquio en la garganta dejando pasar las bacterias o virus en el oído.

Así que en lugar de intentar matar las bacterias y virus, un enfoque más natural sería restaurar el drenaje normal de los oídos y del sistema linfático.

El tratamiento más generalizado en casos de niños con infección de oído es el tratamiento con antibióticos, los descongestionantes orales y los tubos de drenaje. La valoración de la eficacia de estos tratamientos es controvertida. En un estudio a doble ciego, 171 niños con otitis media aguda fueron divididos en cuatro grupos diferentes. A un grupo se le practicó la cirugía; al segundo grupo se le administraron antibióticos; al tercer grupo -a la vez que se le practicó cirugía -se le administraron antibióticos; el cuarto grupo no recibió ningún tipo de tratamiento. El tiempo de recuperación fue similar para todos los niños en los diferentes grupos. Otro estudio mostró que «el 88% de pacientes con otitis media grave no necesita nunca antibióticos… En aquellos que fueron tratados con antibióticos, el riesgo de reproducción de la dolencia es alto… los antibióticos no garantizan que se acorte la enfermedad.» Según E. J. Cantekin, catedrático de Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburg, «No hay pruebas para afirmar que los antibióticos sean efectivos en el tratamiento de la otitis media aguda u otitis media crónica con efusión (fluido en el oído) y hay pruebas irrefutables de que el antibiótico es perjudicial.»


Hay numerosos problemas asociados al uso de antibióticos -entre ellos reacciones alérgicas y destrucción de la flora intestinal. Todo ello conlleva una proliferación de la infección fúngica y resistencia al antibiótico. En los casos de niños, las infecciones de oído vuelven a reproducirse con más frecuencia en aquellos a los que se les administran antibióticos.

¿Son eficaces los drenajes? En estudios con seguimiento llevados a cabo en Europa, a los niños con infecciones crónicas bilaterales de oído se les aplicó un drenaje en un oído mientras que en el otro oído se hacía el control. Los resultados que se obtuvieron para los dos oídos fueron casi idénticos: los drenajes no dieron ningún resultado positivo… y lo que en realidad crearon fueron algunas complicaciones como cicatrices y perforación permanente. Los drenajes en los oídos dan un índice de infección repetido y hasta un 25% de los niños a los que se les aplicó este tratamiento sufrieron una pérdida auditiva unos años más tarde.
Algunos investigadores han descubierto que los ajustes quiroprácticos pueden ayudar a eliminar los dolores de oído más efectivamente que cualquier medicamento. En un estudio realizado durante 6 meses, 57 niños que sufrían repetidas infecciones de oído fueron divididos en dos grupos. Un grupo recibió tratamiento médico convencional y el otro grupo recibió ajustes quiroprácticos. El grupo que estuvo bajo cuidado quiropráctico tuvo menos dolores de oído que el grupo que tomaba medicamentos. Es fundamental que a un niño con infección de oído se le haga una exploración quiropráctica de la columna vertebral. Mantener la espina dorsal de su hijo sin subluxaciones vertebrales contribuirá al buen funcionamiento de las defensas naturales contra enfermedades. Con ello se evitará el uso de medicamentos y todos sus efectos secundarios. No deje de facilitarle las ventajas que aporta el cuidado quiropráctico, que es más seguro, más natural y además no requiere de ningún tipo de medicamentos. No espere a estar entre dos episodios, y como dijo la compañía de ropa deportiva: «Just do it! (Simplemente, hazlo)».

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