Testimonio de esperanza
Mi historia de vida, siempre fue acompañada por las migrañas.
Años tras años, la migraña marcaba mi día a día dictando cómo debía vivir. Se convirtió en una parte integral de mi, transformándome en una espectadora excluida, limitándome al simple acto de observar la vida, en función, de ella.
La búsqueda constante de una pastilla que pudiera frenarlas o la alternancia de medicamentos, ya que las migrañas se adaptaban a todos, me llevaba a retirarme a la espera de que pasara el episodio.
En mi trayecto, asumí la presencia de las migrañas como algo habitual de mi vida, sin darme cuenta que perdí las ganas de vivir plenamente. En ese camino, mis migrañas eran algo habitual en mí, sin darme cuenta perdí las ganas de hacer y sentir.
Un día, sin buscarlo, descubrí un centro que ofrecía QUIROPRACTICA.
¿Qué podía perder en probar? Era consciente que no tenía mucho más que perder… Inicié mi cuidado quiropráctico, reconstruyendo la esperanza en mí y ver que era otra oportunidad que se me presentaba.
Al principio, mi enfoque estaba totalmente absorbido por el dolor y mis migrañas persistían. No era consciente que mi calidad de sueño mejoraba. Empecé a sentir ganas de hacer cosas, ocupar mi día a día con más energía, conciencia y presencia, adquiriendo perspectivas diferentes… A los meses, en una de las revisiones, me di cuenta que mis migrañas de 7 días a la semana habían bajado a 4, después 2 y así hasta llegar a ser en momentos puntuales.
Mi testimonio solo es una invitación si también luchas contra las migrañas u otra limitación en tu salud, a considerar la quiropráctica como otra opción.
Mi testimonio pretende ser un recordatorio de esperanza, demostrando que es posible cambiar tu historia para llenarla de bienestar y alegría.
La quiropráctica, para mí, no solo alivia dolor, sino que despierta una vitalidad dormida, una energía que parecía perdida y una reconexión que me ayuda a enfrentar mis desafíos diarios de manera maravillosa.
Te animo a descubrir tu propio testimonio de transformación y libertad a través de la quiropráctica.
Un abrazo Carmen
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