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El sistema nerviós central

EL SISTEMA INMUNE Y EL SISTEMA NERVIOSO

El mecanismo descrito de manera muy simple más arriba es sólo posible gracias a las informaciones mandadas por el cerebro a los órganos llaves del sistema inmune (por ejemplo el bazo, nódulos linfáticos, tiroides, médula). Efectivamente, como cada sistema de nuestro cuerpo, el sistema inmunológico está relacionado con el sistema nervioso – órgano más precioso e importante del cuerpo.

David Foelten, MD, PhD, profesor de Neurobiología de la Universidad de Rochester School of Medicine, (New York) fue el primero a demostrar que hay fibras nerviosas que unen el sistema nervioso con el sistema inmunitario, comprobando así la relación directa entre los dos sistemas. Descubrió, en efecto, que fibras nerviosas del sistema nervioso autónomo conectan con células de varios órganos como la médula de los huesos, la tiroides, el bazo etc… Estos nervios tienen un papel muy importante en las respuestas del cuerpo bajo estrés y en sus consecuencias sobre la Salud. El Dr. Foelten enseñó que estas conexiones neurológicas pueden influir en el comienzo de un cáncer, de enfermedades infecciosas, infecciones retrovirales, enfermedades autoinmunitarias y baja de inmunidad debido al envejecimiento.

Investigadores alemanes han comprobado en ratones la conexión entre el sistema inmune y el sistema nervioso, confirmando así que las defensas del sistema inmunitario están, al menos parcialmente, influenciadas por el sistema nervioso. Estudiando los vasos sanguíneos y linfáticos que rodean los intestinos de los ratones, científicos del Helmholtz Centre for Infection Research pudieron ver, a través del microscopio y con técnicas de marcación, que las células más importantes del sistema inmunológico forman conexiones con los nervios. Por otro lado, descubrieron también que algunos nervios culminan en las glándulas linfáticas de los intestinos, y que las células del sistema inmune pueden reconocer a los transmisores o sustancias mensajeras del sistema nervioso.

EL SISTEMA NERVIOSO AUTONOMO

El sistema nervioso autónomo se divide en simpático y parasimpático.
El sistema simpático tiene que ver con la supervivencia del organismo y fue diseñado para trabajar intensamente a corto plazo, porque se encarga de estimular la salida de enzimas y hormonas del estrés: adrenalina, cortisol, endorfinas, enkefalinas etc. Estas hormonas o neuropéptidos se encargan de aumentar el ritmo cardíaco, la capacidad pulmonar, el riego sanguíneo y frenar las sensaciones de dolor para que podamos seguir luchando para sobrevivir.

La subluxación vertebral o interferencia nerviosa, es el agente principal para que este mecanismo de “luchar para sobrevivir” esté constantemente puesto en marcha, incluso aunque no nos encontremos en situaciones que requieran tal estado de estrés.

La hiperestimulación del sistema nervioso simpático y su correspondiente agotamiento está considerado por la comunidad científica actual como la “causa principal” de enfermedad en el ser humano.

Por otro lado, el sistema nervioso parasimpático o sistema vegetativo sólo funciona cuando estamos descansando o en actitudes y frente a situaciones en la vida que nos producen paz. Cuando estamos enamorados nos encontramos en el parasimpático.

Enamorados de la vida, de todo lo que hacemos, sabiendo que ella va por delante y nos lleva sin que tengamos necesidad de luchar, quizá sea la mejor receta para la paz.

En cambio, en situaciones de estrés, cuando domina el sistema simpático, el sistema parasimpático queda anulado y no puede hacer su trabajo.

Este trabajo del sistema parasimpático es de vital importancia para el hombre, ya que consiste en mantener los órganos funcionando correctamente con buen riego sanguíneo y estimular la regeneración de los tejidos dañados.

Todos nuestros órganos y glándulas poseen fibras nerviosas procedentes de ambos sistemas: simpático y parasimpático. Ambos se equilibran y complementan. Cuando uno de ellos tiene una función excitadora, el otro se inhibe, manteniendo de esta forma un equilibrio entre actividad y reposo y una acción rítmica de los órganos internos, las glándulas, los músculos, las arterias, las venas, etc.

Lo malo es cuando se rompe el equilibrio por múltiples causas, y una de las más decisivas es la subluxación vertebral o interferencia nerviosa. Ésta provoca el aprisionamiento del nervio que fluye por el interior de las vértebras mal encajadas. Ese nervio irritado no transmite con normalidad la información entre el cerebro y el cuerpo.

Si pisamos una manguera producimos un efecto parecido: nuestro pie impide que el agua circule con suficiente presión.

Así pasa con la Inteligencia Innata o fuerza vital del organismo cuando hay una vértebra subluxada; aparece un descenso de la habilidad innata del cuerpo para funcionar correctamente y curarse a sí mismo.

Extracto del libro “Quiropráctica”
de Elisabeth Bonshoms.

UN SISTEMA NERVIOSO SANO = UNA VIDA MÁS SANA

El sistema nervioso es el mayor sistema de control del organismo humano y es de primordial importancia para el quiropráctico. Entre sus funciones tiene el control de actividades rápidas, como las contracciones musculares, los fenómenos viscerales cambiantes o la intensidad de secreción de algunas glándulas.

Hoy en día, siguen siendo un misterio gran parte de sus capacidades y su impresionante funcionamiento. En milésimas de segundos es capaz de recibir miles de datos de información, integrarlos y emitir una respuesta. La mayor parte de las actividades del sistema nervioso proceden de nuestra experiencia a través de los sentidos, principalmente visual, auditivo, táctil y olfativo.

Está compuesto por el sistema nervioso central (SNC) y por el sistema nervioso periférico (SNP). El primero consta del cerebro, cerebelo y médula espinal, que pasa por dentro de la columna vertebral a través del canal espinal. Este sistema está protegido por una caja de tejidos denominada meninges, el cráneo y las vértebras. El SNC almacena la información, genera ideas y origina reacciones que el cuerpo llevará a cabo en respuesta a estas percepciones. Ésta es la parte sensitiva, ya que los nervios sensoriales tienen la capacidad de captar el estado de nuestro cuerpo o la situación del medio que nos rodea, para luego transmitir señales de salida hacia la parte motora, llevando la información a nuestros músculos para cubrir necesidades o realizar deseos.

Por otro lado, el sistema nervioso autónomo (que pertenece al SNP) trabaja en relación con el subconsciente, controlando y regulando de forma automática e involuntaria, muchas de las funciones de nuestros órganos internos, como la frecuencia cardíaca, el ritmo intestinal, el control de la presión arterial, el sudor, la temperatura corporal, la emisión de orina, etc.