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Curar la sordera mediante quiropráctica

Ya comentamos anteriormente (Quiropráctica contra la sordera: lo que dice la historia) que la quiropráctica empezó justamente remediando un caso de sordera:

Estuve sordo durante 17 años. Esperaba quedarme así para siempre, ya que había acudido a muchos médicos sin conseguir nada. Me había mentalizado hacía tiempo de que no me sometería a más tratamientos de oído puesto que no funcionaban, pero el pasado mes de enero el Dr. Palmer me dijo que la sordera provenía de una lesión en la columna. Esto me resultó novedoso, aunque era un hecho que tuve una lesión de columna cuando me quedé sordo. El Dr. Palmer me trató la columna y en dos sesiones volví a oír con normalidad. Esto ocurrió hace ocho meses. Mi audición continúa en buen estado.
Harvey Lillard, 320 W. Eleventh St., Davenport, Iowa, (Palmer 1897).
También conocido com el primer paciente quiropráctico de la historia de la medicina.
Fuente: Enero de 1897: The Chiropractic

Más actualmente, Una serie de investigaciones quiroprácticas y médicas realizadas en 11 países, informan de que la gran mayoría de los casos de sordera suelen venir de un problema de las cervicales superiores (especialmente cuando ocurren después de una lesión de latigazo, trauma por accidente de coche por ejemplo). El mecanismo de sordera y el alivio en estos casos siguen siendo desconocidos. La disminución de sangre en el oído interno parece ser un factor importante.

Sin embargo, la teoría enunciada por muchos profesionales, de que la irritación mecánica del Plexus simpático (nervio vertebral) desemboca en un espasmo de la arteria vertebral y en una disminución del flujo de sangre, ha sido descartada en una investigación reciente. Es posible que exista otro mecanismo a través del sistema nervioso simpático, pero si se acumulan los testimonios positivos de pacientes con problemas auditivos, no hay ningún indicio que pueda asegurar del éxito del tratamiento – a parte de los casos con una patología de las cervicales superiores-. Todavía el tratamiento sigue siendo el diagnóstico. Algunos pacientes tendrán una mejoría tremenda, otros un alivio notable y muchos, no sentirán ningún alivio – para ellos el origen “vertebrogenic” se descarta-.

Fuente: (Terrett AGJ (2002) Vertebrogenic Hearing Deficit, the Spine, and Spinal Manipulation Therapy: A Search to Validate the D.D. Palmer/Harvey Lillard Experience, Chiro J Aust 32(1):14-26)

Y en otro estudio, 15 personas con varios grados de sordera, se sometieron a varias frecuencias a fin de evaluar su propio grado de deficiencia. Después, cada paciente se sometió a UN solo ajuste quiropráctico antes de ser reevaluados.

Después de solamente un ajuste, la mayoría de los participantes notaron una mejora significativa en varios niveles de tonos usando una prueba estándar llamada “criteria Ventry&Weinstein. A 40dB, 6 pacientes recuperaron el oído, 7 tuvieron mejoría y 2 no notaron cambios. A 25dB -usando frecuencia del discurso – ninguno de los pacientes se recuperaró completamente.

Sin embargo, 11 notaron mejoría, 4 no tuvieron cambios y 3 faltaron un tono.

Los resultados de este estudio añaden más credibilidad a la historia del primer ajuste quiropráctico. Los investigadores concluyeron: “Las observaciones documentadas en esta investigación aportan un soporte limitado a la literatura previa, pero indican que cuando se prueba el oído inmediatamente después de un ajuste vertebral, puede mejorar en los 2 oídos.”
Fuente: Journal of Chiropractic & Osteopathy, Jan 19, 2006.

Quiropráctica contra la sordera: lo que dice la historia


El 18 de septiembre de 1895, Daniel David Palmer estaba trabajando por la tarde en su oficina cuando un conserje, Harvey Lillard, comenzó a trabajar cerca. Un ruidoso camión de bomberos pasó cerca de la ventana y a Palmer le sorprendió que Lillard no reaccionara en absoluto. Se acercó al hombre e intentó iniciar una conversación, pero enseguida se dio cuenta de que Lillard padecía sordera.

Con paciencia, Palmer consiguió comunicarse con el hombre y supo que había escuchado con normalidad la mayor parte de su vida. Sin embargo, un día, mientras estaba en una posición apretada y encorvada, sintió como algo hacía «pop» en su espalda, y cuando se levantó, se dio cuenta de que no podía oír. Palmer dedujo de esto, que los dos acontecimientos, el crujido en la espalda y la sordera, tenían que estar conectados.

Palmer examinó la columna del conserje y descubrió un bulto en el área donde Lillard decía que había sentido el ruido. Razonando que el bulto era el resultado del desalineamiento de una de las 24 vértebras de la columna, «llegué a la conclusión de que si la vértebra volvía a su sitio, el hombre recuperaría la capacidad auditiva», escribió después en sus notas. «Con este objetivo en mente, y después de una charla de media hora, convencí a Mr. Lillard para que me dejara recolocarla. La devolví a su posición con el proceso espinal como palanca, y unos días después pudo oír como antes.

En el proceso, ¡nació la quiropráctica! Sin embargo, los antiguos Egipcios y Griegos, aunque poseían poco conocimiento sobre la estructura interna del cuerpo humano, ya sabían del continuo esfuerzo del cuerpo para curarse a sí mismo.

Durante el Renacimiento, los hombres del conocimiento propusieron teorías que hablaban de “fuerzas vitales” dentro del cuerpo. Fuerzas que organizaban su propia resistencia a la enfermedad y mantenían al cuerpo saludable. Esta “fuerza vital” es a lo que los Doctores en quiropráctica denominamos “inteligencia innata del cuerpo”.

Fue D.D. Palmer quien, en 1895, descubrió la relación entre las fuerzas vitales de los cuerpos, el sistema nervioso, la columna vertebral y la expresión de salud. El se dio cuenta de que la inteligencia innata se esfuerza continuamente para mantener al cuerpo en armonía y en un funcionamiento perfecto, utilizando al sistema nervioso para coordinar, regular y controlar todas las funciones dentro del cuerpo humano.